Algo característico de la tortuga mora y que la distingue de la tortuga mediterránea es que la placa supracaudal (la que está encima de la cola) no está dividida.
El peto, llamado en las tortugas “plastrón”, es amarillo con manchas negras, que se notan más en los individuos jóvenes que en los adultos, y las escamas son mayores que las de la espalda.
Su cabeza es amarilla con manchas negras que pueden extenderse hasta casi cubrirla. Tiene los ojos saltones como los de las ranas, lo que también sirve para distinguirla de otras especies.
Los machos son más pequeños (hasta 15 cm) y tienen la cola larga y robusta, mientras que en las hembras, mayores (hasta 18 cm), la cola es pequeña y corta. El plastrón de las hembras y los jóvenes es plano, mientras que el de los machos tiene una concavidad para facilitar el acoplamiento durante el coito.
El hecho de que las hembras sean más grandes que los machos se debe a que alcanzan la madurez sexual más tarde (a los 8 ó 10 años), momento hasta el que siguen creciendo.
Aunque todavía se está ajustando su clasificación, en este momento se consideran diecisiete subespecies diferentes de Testudo graeca, de las cuales sería la Testudo graeca graeca la presente en España (junto con Marruecos y Argelia). Se distingue de las otras subespecies por su primera placa vertebral redondeada.
El nombre graeca de la especie no proviene de su origen, sino de la forma de las placas y dibujos de su caparazón, que recordaban los mosaicos griegos. Por eso se considera más correcto llamarla 'tortuga mora', de Mauritania, que es donde están sus mayores poblaciones y hay más registro fósil.
La tortuga mora vive en hábitats áridos o semiáridos, con pocas lluvias y predominio de matorrales y arbustos pequeños, en entornos típicamente mediterráneos.
En España sólo hay tres poblaciones:
Viendo esta pequeña distribución, no es difícil llegar a la conclusión de que la tortuga mora en España está en peligro de extinción. Y así está considerada en el Atlas y libro rojo de los anfibios y reptiles de España. También está protegida por el Convenio de Berna e incluida en el CITES y en la Directiva 1332/2005 de la Unión Europea, que establece la absoluta prohibición de captura de ejemplares salvajes.
Las amenazas a las que está expuesta la especie vienen principalmente de la presión del ser humano sobre su hábitat: urbanismo, prácticas agrícolas e incendios forestales.
Tras despertar de la hibernación, el macho inicia el cortejo siguiendo a la hembra y mordiéndole o golpeándole el espaldar. Para la copulación, el macho se encarama a espaldas de la hembra.
Después del coito la hembra puede conservar el semen hasta la concepción, que se puede demorar hasta cuatro años.
Los huevos (ya que son una especie ovípara) son depositados en agujeros excavados en el suelo por la hembra, tres o cuatro veces al año, entre mayo y junio. El número de huevos depende del tamaño de la hembra.
La incubación dura entre dos y tres meses, y el sexo de las crías depende de la temperatura ambiental: si ésta es menor de 31,5°C, predominarán los machos; si es superior, habrá más hembras. Pero la temperatura siempre ha de ser entre 26 y 33 grados, porque fuera de esta franja se producen malformaciones y muertes.
Las crías en el huevo disponen de un cuernecillo para romper la cáscara durante una eclosión que dura 48 horas. Esta protuberancia desparece después de unos días.
La tortuga mora basa su alimentación en plantas silvestres: alfalfa, cardos, diente de león, romero, etc. Algunas veces también se alimentan de animales muertos y carroña, así como de babosas e insectos. Las hembras consumen más carne que los machos.
Allá donde encuentran agua, la usan para beber y bañarse.
Las tortugas moras son ectotermos; es decir, su temperatura corporal depende exclusivamente de la temperatura ambiente. Por eso durante la mañana se exponen al calor solar, para calentar su cuerpo y acelerar las funciones metabólicas, así como la absorción de la vitamina D.
A temperaturas superiores a 27°C, excavarán un agujero cubierto por vegetación o se esconderán en grietas para huir del calor.
En otoño deja de alimentarse durante unos veinte días para vaciar el tracto digestivo y en noviembre o diciembre comienza la hibernación, que tiene lugar en lugares protegidos donde se refugian o entierran hasta a 20 cm de profundidad. Su temperatura ideal en esta fase es de 5°C, aunque soportan temperaturas de entre 2 y 10°C. A menor temperatura, sufrirán daños cerebrales o incluso la muerte; si la temperatura sube demasiado, estarán subhibernando y consumirán demasiadas energías.
Su vista es excelente: distinguen formas y colores; incluso reconocen personas cuando viven en cautividad. Su olfato también es fino y les sirve para buscar alimento y pareja. Aunque su oído no está desarrollado, sí notan las vibraciones del suelo. Su sentido de la orientación es muy preciso.
Aunque en estado salvaje no parecen superar los 20 años de vida, en cautividad pueden llegar hasta los 60.
QUELONIOS
Galápago europeo (Emys orbicularis) | Galápago leproso (Mauremys leprosa) | Tortuga mediterránea (Testudo hermanni) | Tortuga mora (Testudo graeca)
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