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Sapo de espuelas
Pelobates cultripes

por Juan Pablo González de la Vega

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Sapo de espuelas (Pelobates cultripes) Sapo de extremidades cortas, cuerpo robusto, piel lisa, sin glándulas parotoideas, ojos grandes de pupila vertical, y espolón córneo de color negro en la base de los miembros posteriores. Alcanzan una talla máxima de 89 mm, siendo las más comunes las comprendidas entre los 55 y 65 mm.

Las hembras son las que alcanzan las tallas mayores y son mucho más robustas. Los machos no presentan sacos bucales ni callosidades nupciales, pero sí una glándula alargada y de color amarillento en la parte superior de los antebrazos.

El celo puede comenzar para finales de Octubre, pudiendose producir las primeras puestas para el mes de Noviembre. La puesta tiene forma de cordón grueso y puede constar de un número de huevos que oscila entre 1380 y 6882. Transcurridos entre tres y cuatro meses, concluye la metamorfosis con una talla que oscila entre 19 y 41 mm, abandonando el agua aún con la cola sin terminar de reabsorber.

Es un sapo de costumbre terrestres y de hábitos crepusculares y nocturnos, salvo en la época de celo que se le puede ver activos durante el día, especialmente si este es lluviosos o de espesa niebla. Pasa el día bajo tierra, en agujeros verticales de hasta 58 cm de profundidad e incluso de más en la época estival. En terrenos arenosos desaparece rápidamente de la vista, excavando en el terreno con los espolones que posee en la base de los miembros posteriores.

Se alimenta de todo tipo de insectos, especialmente de coleópteros, hemípteros y ortópteros, mientras que las larvas lo hacen tanto de materia vegetal como de animal, llegando a devorar a sus propios congéneres cuando la densidad de individuos en una misma charca es excesiva.

Prefiere para vivir los terrenos sueltos y arenosos, con un determinado grado de humedad, bien sea en los terrenos o arenales costeros, o en las márgenes o cercanías de arroyos, lagunas, pantanos o pozas, siendo muy común en campos de cultivo, arenales y dunas costeras, y en general cerca de cualquier zona húmeda.

Se distribuye por la mayor parte de la Península Ibérica, faltando tan solo en las zonas más áridas del Sureste Peninsular, cornisa Cantábrica y Pirineos.

Bibliografía:

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