Salir al campo (IV): Observación de aves

Nuestra Península es un lugar privilegiado para observar todo tipo de aves en su medio, desde los pequeños páridos hasta las grandes rapaces. ¿Te animas?

¿Dónde puedo ver aves?

Cigüeñas blancas

Afortunadamente, en nuestro país no faltan oportunidades para ver pájaros. Ya vivas en un pueblo, una población mediana o una gran ciudad, siempre hay algún ave, grande o pequeña, más o menos especializada, que ocupa un nicho.

Seguro que te has fijado en los gorriones que, durante el verano, saltan de mesa en mesa y se atreven a hacer incursiones entre los pies de los comensales de las terrazas en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, buscando migas y otros restos de comida. Muchas veces, los gorriones también arman guirigais primaverales en los plátanos de las calles de los barrios residenciales. Incluso bandadas de cotorras argentinas o de Kramer, aunque no son fauna ibérica, cruzan las avenidas y carreteras y anidan en parques públicos de muchas poblaciones. ¡Y qué decir de las palomas en las plazas o de las cigüeñas en las espadañas de las iglesias!

Como ves, ocasiones no nos faltarán para iniciarnos en la observación de las aves, aunque no podamos movernos de la ciudad. Y siempre podremos salir de excursión para aumentar nuestra lista de especies observadas buscando otros entornos menos humanizados.

Cambiar de hábitat nos permitirá observar aves que no hemos visto antes. Si solemos ir de excursión por el bosque, nos estamos perdiendo la gran cantidad de aves que pueblan las estepas o los prados. Siempre que estés en un sitio nuevo, agudiza tus sentidos de ornitólogo y seguro que te llevas a casa un buen recuerdo.

De momento, si vives en una ciudad, grande o pequeña, te invito a que des un paseo por algún parque cerca de tu casa con espíritu observador. ¡Por algo se empieza!

¿Qué equipo necesito?

Como ya decíamos en un artículo anterior, para salir al campo sólo necesitas tus pies y tu cabeza. Incluso si te faltan pies, siempre te puedes apañar de otra manera, como bien nos demuestra el biólogo y ornitólogo en silla de ruedas Alexander Rodríguez. Tampoco es necesario tener una vista excepcional, si juzgamos por el espléndido trabajo de José Carlos Sires, invidente y coordinador del Grupo Local de SEO Sevilla. En definitiva, no tenemos excusa.

Si de todas formas gozas de buena vista y quieres aprovechar todavía más tus salidas, unos prismáticos o binoculares son siempre interesantes. Te acercarán al objeto de tu estudio y podrás ver detalles que a ojo desnudo te podrías perder.

Digiscoping.
Fuente: Wikipedia

Habrás visto ornitólogos, tanto aficionados como profesionales, que utilizan telescopios (con sus correspondientes trípodes) para observar aves. Los telescopios son útiles únicamente en campo abierto o para observar nidos en árboles aislados o riscos desde cierta distancia. Desde luego no son imprescindibles para un principiante y muchos de los grandes ornitólogos del pasado nunca los utilizaron. Así que, si estás empezando, te recomendamos que más que gastar en un telescopio inviertas en comprar unos buenos prismáticos, si todavía no los tienes.

Para la identificación hay dos herramientas muy interesantes: la guía de identificación por la vista y la guía de identificación por el canto.

La básica si aspiras a identificar aves de un golpe de vista, es una guía de identificación o guía de campo con buenas fotografías o ilustraciones. Hay muchas y muy buenas. Las de Blume dominaron el sector durante mucho tiempo, pero desde entonces han surgido guías centradas en la avifauna española o ibérica, tanto aves terrestres como acuáticas, o incluso especializadas en aves invernantes, nidificantes o migratorias. Aquí merece la pena pasarse un buen rato hojeando algunas para seleccionar la que más nos convenza, o incluso un par de ellas.

Una guía de campo es casi más útil en casa que, ejem, en el campo. Cuando tenemos delante a un pájaro lo último que queremos hacer es rebuscar en la mochila y ponernos frenéticamente a pasar páginas para encontrar la foto adecuada. Lo mejor es disfrutar de la experiencia y observar lo más posible, intentando acordarnos de todos los detalles. En estas ocasiones lo más útil es un cuaderno y un lápiz, para hacer un bosquejo del ave y apuntar los rasgos más sobresalientes: el tamaño, sus proporciones, la forma del pico, los colores de distintas partes del cuerpo, etc., así como la hora y la especie de árbol o arbusto sobre el que está posada. Si está en vuelo, también podemos anotar los detalles más importantes: forma de la cola, marcas alares, tipo de vuelo (si mariposea o planea), etc. Esto tiene una doble función: por un lado nos ayudará a, con más calma, usar la guía correctamente para identificar al bicho; por otro lado nos hace ejercitar la capacidad de observación y a apuntar todos los detalles, que seguramente ya no olvidaremos.

Otra de las notas que podemos tomar es el canto, aunque desde luego lo más útil es usar el móvil para grabarlo, si es posible. Después en casa, con una guía de identificación por el canto (la más veterana es la de Alosa) y la grabación que hemos tomado, será coser y cantar saber qué especie era.

Si eres aficionado a la fotografía, no olvides llevar tu cámara. Con un poco de práctica podrás obtener buenas imágenes de aves, incluso con una cámara compacta. También hay adaptadores para el telescopio de forma que puedas sacar fotografías con una cámara acoplada. Esta técnica se llama digiscoping.

Si vas en busca de plumas o egagrópilas (las regurgitaciones de las partes no nutritivas de las presas que expulsan algunas aves como las rapaces) y quieres fotografiarlas, te será útil llevar una regla de referencia. A falta de ésta, también sirve poner al lado del motivo a fotografiar un objeto de tamaño conocido, como una moneda de 1 o 2 euros (con la denominación hacia arriba). Así luego en el ordenador puedes calcular fácilmente el tamaño real de lo fotografiado.

Si vas a recoger egagrópilas para diseccionarlas después en casa, es mejor que te lleves algunas bolsitas, para que no se te desintegren en la mochila o los bolsillos. Unos guantes de látex para coger restos tampoco ocupan nada y nos facilitarán una manipulación higiénica.

¿Qué me pongo?

En cuanto al atuendo, como las aves son especies muy visuales (utilizan los colores por ejemplo para defender el territorio), lo mejor para no interferir en su comportamiento es la ropa de colores discretos.

También puedes llevar un pañuelo grande para desfigurar tu contorno si haces observaciones desde un punto fijo. Te lo echas por encima de la cabeza de manera que se diluya la forma humana y parezcas más una roca o un arbusto. Este efecto también lo puedes conseguir pegándote a la vegetación o poniéndote contra un fondo que te desdibuje, como una roca.

Los sentidos más desarrollados de las aves son el oído y la vista, por lo que es más importante llevar ropas discretas y ser silencioso que preocuparse por el olor o la dirección del viento (aunque ten en cuenta que el viento también lleva los sonidos más lejos). La inmovilidad te ayudará a pasar inadvertido.

¿Cuándo debería salir a ver pájaros?

En realidad cualquier momento es bueno para ver aves, incluso de noche si hay suerte. Pero la mejor hora es sin duda temprano por la mañana, porque después del parón de la noche los pájaros salen en busca de algo que llevarse al pico. Además, en las ciudades, el mejor momento para oírlas cantar es antes de que el ambiente se llene de ruidos.

Sin embargo, si quieres asegurarte la abundancia de observaciones, ten en cuenta que los días de mucho viento y los días de nieve las aves, sobre todo las más pequeñas, muestran menos actividad porque tienen más dificultades para volar o para orientarse.

En cuanto a la época del año, la más activa es la primavera, seguida del otoño. Es entonces cuando las aves migran de sur a norte y de norte a sur, y se pueden ver bandadas de grullas, aves acuáticas, las cigüeñas que empiezan a llegar a final del invierno o los petirrojos que llegan con hambre cuando el verano ya llega a su fin.

Lo importante muchas veces no es el cuándo, sino la actitud observadora del ornitólogo. No desesperes al principio, porque las dotes de observación y la facilidad para encontrar pájaros se adquieren con la práctica.

¿He de tener algo más en cuenta?

Íbamos a recomendarte que no te acercaras demasiado a los nidos y en cualquier caso fueras respetuoso con el objeto de tu estudio, pero si has leído nuestros artículos anteriores, ya te estás convirtiendo en un avezado naturalista y esa parte está más que superada. Si es necesario, recuérdaselo a tus compañeros de expedición y la jornada acabará siendo un provechoso día de estudio, observación y disfrute para todos, incluidos los bichos.

Y para sacar más partido a tus salidas, siempre es buena idea ponerse en contacto con organizaciones o sociedades ornitológicas por si nos pueden dar alguna recomendación u organizan actividades que nos puedan interesar, como excursiones o cursos de iniciación a la ornitología o identificación de aves. Los grupos locales de la Sociedad Española de Ornitología están siempre dispuestos a echar una mano a los recién llegados a esta actividad tan satisfactoria.

¡Feliz pajareo!

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