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Cernícalo vulgar
Falco tinnunculus

Características

Cernícalo vulgar macho

Si has viajado por las carreteras de Castilla, entre campos de cereal y prados, habrás visto alguna vez al cernícalo vulgar posado en alguna estaca o sobre una señal de tráfico, o tal vez haciendo el helicóptero, cerniéndose (de ahí su nombre) sobre alguna presa potencial con la mirada fija en el objetivo, la cola desplegada y las alas mariposeando con rapidez.

Esta pequeña rapaz diurna, llamada también en algunas zonas “cernícalo real”, es el típico falcónido de alas apuntadas y cola larga y estrecha, con forma muy aerodinámica. Mide de 31 a 38 cm de longitud y tiene de 65 a 82 cm de envergadura alar.

Macho y hembra son muy diferentes. El macho tiene la cabeza gris azulada, con una ligera bigotera más oscura. Su cola también es gris, con una ancha franja negra cerca del borde, que es blanco. Su cuerpo es de color pardo caldero o rojo óxido con motas negras, y su pecho y vientre son beige claro con finas motas oscuras. Pesa unos 155 g.

La hembra es más parda, tanto cuerpo como cabeza, con barras transversales en el dorso y la cola. Por debajo tiene manchas longitudinales. Con sus 190 g, es algo más pesada que el macho.

Los individuos inmaduros son muy parecidos a las hembras, pero más rayados por la parte inferior.

Vistos volando desde abajo, las alas se ven de un gris uniforme, con listas. Son medianas, algo más anchas y puntiagudas que las de otros falcónidos.

Aunque parecido al cernícalo primilla (Falco naumanni), si bien el vulgar es algo mayor, se distinguen porque el primilla carece de manchas en el dorso, el gris de su cabeza es más uniforme y las plumas centrales de su cola sobresalen, dándole un aspecto redondeado. Las uñas del primilla son blancas, mientras que el cernícalo vulgar las tiene negras.

Hábitat

Su zona de distribución se extiende por Europa, Asia y África, y accidentalmente también se encuentra en América e Indonesia. Las poblaciones del norte de Europa pasan el invierno en el sur, mientras que las meridionales permanecen aquí todo el año.

En la Península Ibérica y Baleares habitan unas 30.000 parejas. Es el halcón más numeroso.

Es fácil de ver durante el día, ya que le gusta el campo abierto y las zonas de matorral, campiñas y dehesas. Es común verlo sobrevolando tierras de cultivo y páramos, incluso en prados alpinos. En general evita los bosques cerrados y espesos.

Hacen sus nidos en grietas de rocas o edificios, antiguos nidos de córvidos, huecos de árboles o directamente sobre el suelo. En realidad anida en cualquier terreno, incluso en acantilados marinos. Se les puede ver también anidando en pueblos y ciudades.

Reproducción

Cernícalo vulgar hembra a la entrada del nido
Cernícalo vulgar hembra a la entrada del nido

El nido del cernícalo, como ya hemos dicho, puede haber sido el antiguo hogar de una pareja de cornejas o urracas, o un hueco en un muro.

En primavera empieza la época de celo del cernícalo vulgar. El macho hace vuelos de exhibición, volando de lado o haciendo picados con las alas replegadas. Este cortejo lleva a un ruidoso apareamiento en una rama cercana al nido.

Los más tempraneros ponen sus huevos durante los últimos diez días de abril, pero la mayoría lo hace en mayo. Esta única puesta varía entre tres y seis huevos, que la hembra incuba durante 26 a 31 días, mientras el macho la alimenta. Si la comida no es suficiente, se interrumpe la incubación.

Al final del periodo de incubación eclosionan los polluelos con los ojos abiertos y cubiertos de plumón blanco. Durante los primeros ocho días de vida serán cuidadosamente cubiertos por las alas de la hembra; los siguientes ocho días los seguirá tapando, pero con menos celo.

Ahora que los pollos ya no necesitan tanto su calor, la madre puede salir también en busca de alimento. Éste es puesto en pedazos a la altura del pico de los polluelos, que se alimentan ordenadamente y sin peleas.

Cuando ya tienen treinta días, y su aspecto es parecido al de su madre, los pollos dejan el nido, aunque seguirán siendo alimentados por sus padres durante otro mes.

Alimentación y costumbres

Cernícalo vulgar hembra con una rata entre sus garras

La técnica de caza del cernícalo vulgar lo hace inconfundible; ni siquiera el cernícalo primilla la usa con tanta frecuencia ni de forma tan sostenida. Antes lo hemos comparado con un helicóptero, y es que su vuelo cernido, es decir, estacionario a la espera de avistar alguna presa, no puede por menos que recordarnos a las capacidades de inmovilidad en vuelo de esos vehículos aéreos.

A veces escudriña su territorio, posado en una estaca o volando de forma desordenada, con menos frecuencia planeando en semicírculos. En otras ocasiones, permanece casi inmóvil entre 10 y 20 m de altura sobre el terreno, cara al viento totalmente quieto o moviendo sus alas de forma amariposada para evitar el desplazamiento horizontal, con su cola en abanico. Cuando ve una posible presa, se lanza en picado a por ella, replegando sus alas en los últimos metros y colisionando con fuerza contra el suelo. Una vez apresado su objetivo, lo remata con un picotazo en la nuca.

Sus víctimas suelen ser roedores y otros pequeños mamíferos, lagartos, aves jóvenes (aunque también adultos de aves pequeñas), ranas, etc. En verano, su alimentación consiste en gran medida de grandes insectos, como las langostas. No renuncia a presas más grandes, como comadrejas o codornices.

Emite una especie de “ki-ki-ki” fino, agudo y penetrante, sobre todo cuando está alarmado. La hembra suena más ronca, y en el área de cría repite un estridente “kri-kri-kri”.

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