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Escribano cerillo
Emberiza citrinella

Características

Escribano cerillo (Emberiza citrinella)
El escribano cerillo tiene el obispillo castaño. El macho tiene la cabeza amarilla limón y la hembra de color amarillo pálido o verdoso.

Los pájaros jóvenes se parecen a la hembra.

Hábitat

Frecuenta las campiñas solariegas tradicionales: campos, prados, campos en barbecho, bordes de caminos con zarzales... Hace su nido también en repoblaciones forestales y en los lindes de los bosques.

En España se le encuentra en la campiña cantábrica o en los prados bordeados de arbustos del Pirineo y Sierra de la Demanda.

En las colinas vascocantábricas han disminuido, se dice que como consecuencia del empleo generalizado de herbicidas.

Reproducción

Escribano cerillo (Emberiza citrinella)
Los machos empiezan a cantar por febrero, al tiempo que la nieve se funde.

Antes del apareamiento, la pareja levanta tallos a lo alto y los deja caer. El significado de este gesto es el de ofrecerse mutuamente una garantía: queremos construir un nido común. Pero a continuación sólo la hembra lo construye, situándolo en lo bajo de la capa de hierbas o en la base de un matorral espeso.

La época de cría es desde abril hasta julio. Hacen dos nidadas, cada una de ellas con 4 ó 5 huevos. La incubación dura de 12 a 14 días.

La madre incuba con intensa dedicación, y se dejaría pisar antes de abandonar el nido, lo que hace con un vuelo titubeante, como si estuviera herida.

Los polluelos son criados con insectos que previamente son aplastados por el pico del adulto. Cuando el padre les lleva saltamontes, primero se come él mismo las piezas molestas.

Mientras los polluelos son ciegos el adulto los espabila con una voz. Entonces elevan los cuellos y abren sus bocas.

Los pollos abandonan el nido a los 12 ó 15 días.

Alimentación y costumbres

En verano se alimentan de insectos y las todavía verdes semillas del césped. En invierno comen semillas de cereales y vegetales picoteadas en el suelo.

Después de recién caída la nive, el escribano cerillo se acerca a los graneros, pero tan pronto el sol ha fundido las pendientes que miran al sur, vuelve otra vez a los campos soleados.

Recitan su canto desde la punta de una rama en las cercanías del nido.

Como ave de suelo, el escribano cerillo puede posarse en las puntas de las ramas, pero no sabe saltar de una rama a otra.

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